jueves, 26 de abril de 2012

Niño Dios aprieta pero no ahoga

Juan Manuel Moreno Sánchez: Niño Dios aprieta pero no ahoga, 2012, óleo sobre tela, 146x146 cm

Dama Sarashina

Una mujer de la baja nobleza sin nada definido que hacer salvo leer y dejarse llevar por las ensoñaciones de su imaginación alimentada por las historias del príncipe resplandeciente, de sus amores, de sus conversaciones, de sus gestos, de sus versos enviados y contestados en una métrica concisa y ferrea capaz de contener la sutileza del perfume y la infinitud de los matices del blanco de las flores de azahar.
Una vida creada de la imaginación, alimentada por las narraciones y confrontada a las aristas de los días iguales, al entendimiento con un marido mayor, ajeno, distante, ausente. Una madurez monótona, iluminada únicamente por un fugaz encuentro casual, donde se unieron ambos mundos, donde ella imaginó que convergieron. Una mañana en Atenas.
Una vejez de lamentaciones: ¿Por qué nos dejamos ilusionar por las historias?, !Qué tontos somos¡, !Qué áspera la frustración¡
La huida a la comodidad de los usos y de la religión, esa fantasía que también nos convierte en personajes, que nos promete tras la muerte ingresar en la narración prometida.
La vida no es como las historias. En las historias se vive mejor. Que le pregunten a Don Quijote. Nuestra Dama no enloqueció, nos contó en primera persona su itinerario, con secillez y cercanía; sin espectáculos. Lo hizo hace mil años. Nos sobrecoge que sus sueños y sus tristezas sean los nuestros.

Dama Sarashina: Vida y ensoñaciones de una Dama de Heinan : Gerona, Atalanta, 2008